Una estrategia ante cada oponente

Una estrategia ante cada oponente
El póquer se basa en estrategias básicas comunes, que pueden aplicarse a todas sus variantes indistintamente.
Pero también debes tener en cuenta que se le llama comúnmente "juego de personalidad", y no hay que ignorar esa denominación. Bien puede ayudarnos jugar un poco con el perfil psicológico de nuestros oponentes, de acuerdo a la clase de juego que detectemos en ellos. Al entrar en una mesa, lo primero que debemos hacer es ver qué tipo de contrincantes tendremos.
Se puede decir que hay dos grandes perfiles: el jugador agresivo y el jugador pasivo. A su vez, dentro de estas dos clasificaciones se denominan: el pasivo relajado y el pasivo estricto, y el agresivo estricto y el agresivo relajado. Entre éstos últimos también se pueden observar a los disciplinados y a los impulsivos.
Veamos cómo actúa cada uno de ellos:
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Los pasivos relajados: Este tipo de jugadores, literalmente pasivos, esperan a que se los intente farolear, y siempre piden que se descubran las cartas para verificarlo, teniendo una segunda mejor mano para sorprendernos. Esto no es nada bueno para ellos mismos y terminan provocando su propia renuncia. Sobre todo en los juegos sin límite, en los que su metodología de juego sólo les trae problemas. Aunque siempre nos topamos con ciertos jugadores que se hacen pasar por pasivos relajados, hay que tenes cuidado
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Los pasivos estrictos: De la misma forma que los anteriores, este tipo de jugadores no terminan muy bien en juegos sin límite. Su única chance de ganar es ir descubriendo los faroles y quien los hace, si uno esta atento.
Aquí van unos consejos especiales para jugar contra pasivos estrictos esta clase de oponentes:
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Usa y abusa (sólo en estos casos) de los faroles. Arriésgate siempre a apostar fuerte ante sus pedidos de mostrar la mano.
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Si representan una mano, probablemente te convenga renunciar. Cuando este tipo de jugadores apuesta mucho es porque realmente tienen algo bueno, de otra forma NO se arriesgan.
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Aprovecha la debilidad de sus posturas, pero no te descarriles en engaños. Como en todo juego de póquer, más vale que renuncies a tiempo. Es decir, no apuestes si realmente no tienes nada con qué defenderte. Pero si es que te ha tocado una buena mano, arriésgate a levantar una carta para atacar, de lo contrario, todavía estarás a tiempo de renunciar.
- La idea es mantener el control de la partida contra estos jugadores. Aprovecha al máximo el mando. No es fácil perder contra ellos, por lo tanto si te traen problemas, definitivamente estás cometiendo algún error bastante grave.
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Los agresivos estrictos: Este tipo de oponentes tiene un gran problema y es que se vuelven fácilmente predecibles, uno de los más grandes errores que puede cometer un jugador de póquer. Lo ideal contra ellos es descubrirlos de a poco hasta que pierdan el control de la situación. Aunque si uno juega 4 o más mesas a la vez la mejor personalidad para adoptar es la del agresivo estricto, que apuesta fuerte siempre que tiene y nunca cuando no tiene, los pasivos relajados normalmente pagan sus aumentos.
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Los relajados agresivos: Como hemos dicho, dentro de esta categoría están los disciplinados y los impulsivos.
- Los disciplinados son los más peligrosos, ya que engañan pareciendo impulsivos y descontrolados, pero mientras tanto te estudian y tienen todo bajo control. Apuestan fuerte y pueden perder grandes sumas, pero nunca de forma deliberada, sino para luego volver a la carga y no sólo recuperar lo perdido sino ganar mucho más.
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Los impulsivos son todo lo contrario: Apuestan fuerte, pierden mucho y su falta de disciplina no los deja recuperar nada. Son poco habituales, pero muy fáciles de abatir (son ellos mismos los que se caen)